Hoy en día es de vital importancia contar con un plan de formación en la empresa. Por un lado permite que nuestros empleados amplíen sus conocimientos y se mantengan actualizados. Por otro lado es la mejor forma de seguir resultando competitivos en el complejo entorno empresarial en el que nos movemos.

La fuerza y el empuje de las empresas reside en sus empleados. Está demostrado que cuanto más capacitados y más contentos se encuentren nuestros empleados, rendirán mejor y por lo tanto nuestra empresa resultará mucho más competitiva.

No es necesario un complejo análisis para darse cuenta de que cuanto más felices somos los seres humanos, mejor desarrollamos nuestras capacidades. Si esto lo llevamos al entorno laboral en el que siempre estamos tratando de crecer y progresar, la formación puede convertirse en el aliado perfecto para que nuestros empleados encuentren la felicidad dentro del ámbito laboral.

Recibir cursos de formación permite seguir progresando y evolucionando dentro de la empresa, a la vez que el compromiso crece con la misma al ver que nos implicamos con ellos.

Este tipo de acciones formativas de las empresas son en muchas ocasiones, un factor decisivo para muchos empleados que se están decidiendo por una u otra oferta laboral.

Así que si lo que buscamos también es captar el mejor talento profesional posible, debemos aprender cuanto antes cómo hacer un plan de formación de empresa.

Vamos a echarle un vistazo a algunos pasos clave para diseñar correctamente el plan de formación de tu empresa y poder proporcionar de esta forma cursos gratuitos para trabajadores, aprovechando recursos como los cursos bonificados fundación tripartita u otras herramientas.

1. Evalúa las necesidades de tu empresa

Los pasos más importante que tenemos que tener en cuenta antes de escoger cursos para trabajadores serían:

  • Evaluar las necesidades de la empresa.
  • Analizar en qué situación nos encontramos.
  • Visualizar hacia dónde queremos llegar.
  • Detallar nuestros objetivos.
  • Analizar las problemáticas que se van encontrando los trabajadores en su día a día y cuales podrían solucionarse con una formación adecuada.

Al realizar este análisis, tendremos en cuenta tanto factores internos como externos,  evaluaremos aquellos que puedan resultar clave en el negocio,  y cuales tendremos que cuidar y potenciar.

Por otra parte deberemos pensar en qué factores pueden resultar perjudiciales y tratar de minimizarlos o eliminarlos.

2. El plan de formación. ¿Qué necesitamos?

En este punto llega el momento de traducir esas problemáticas detectadas en oportunidades formativas.

Se trata de desarrollar y pensar qué competencias son las que hay que desarrollar. 

Por un lado tenemos que hacer un listado de las carencias, que traduciremos directamente en formación, y por otro lado hay que establecer cuáles son las oportunidades que se encuentren en nuestra área de actividad en el mercado.

Hoy en día, la tecnología es la gran impulsora de los cambios y la evolución en el mercado, por lo tanto la digitalización en este ámbito y cualquier otro que pueda suponer una ventaja competitiva para nuestra empresa es fundamental.

3. Ha llegado el momento de administrar y transmitir la formación

En este punto tenemos que prestar especial atención a la planificación completa de los planes formativos:

  • Analizar que contenidos formativos vamos a necesitar.
  • Escoger que trabajadores formarán parte del proceso de formación.
  • Determinar el lugar más adecuado para recibir la formación.
  • Establecer la duración y un calendario formativo para impartir los cursos.
  • Decidir la modalidad de formación, la cual podrá ser online, presencial o in company.
  • Si se decide bonificar la formación, tramitar la gestión con el Centro organizador y el Organismo competente.

4. Evaluando los resultados

Una vez que ya hemos puesto en marcha el plan formativo, ha llegado el momento de evaluar los resultados. 

Los aspectos más importantes que tenemos en tener en cuenta serían si el desarrollo del plan formativo ha sido el correcto, si el programa de formación se ha impartido de forma adecuada, y por otro lado, y seguramente lo más importante, si se ha conseguido el impacto deseado en nuestros empleados.

5. ¿Ha sido positivo el resultado final?

No solo hay que medir la adquisición de conocimientos, sino evaluar también los niveles de satisfacción, el retorno de la inversión en relación a los nuevos proyectos y capacidades adquiridas y como ponen en práctica los empleados sus nuevos conocimientos.

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